sábado, 11 de julio de 2015

Un alma, un corazón, y tres latidos.

Un alma, que vaga por el mundo, que busca quien la remiende tantos jirones,tantos arañazos y rasguños.
Que la lave y la tienda al sol y así renueve su imagen.
Que planche sus arrugas, que cambie su color por otro más alegre.
Que entienda que sus costuras son frágiles, y aún así no tenga miedo de probarsela, y así entender su sufrimiento, sus alegrías y sus miedos.
Un corazón, que late lento, que teme ser escuchado y descubierto. Que acompaña a ese alma en silencio y en su bolsillo pasa el tiempo.
Que a cada segundo lo intenta de nuevo, pero sigue en silencio, porque vive de sus miedos preso.
Miedos que trasmite a su compañera, a la que no la deja ser.
Miedos que se instalaron un día y, como tenía un interior confortable, nunca se fueron.
Tres latidos, dos por si mismo y otro que da por si pudiera adelantar el tiempo.
Un latido por sus penas, sus fracasos, sus lágrimas y pedazos.
Otro, por sus alegrías, sus ilusiones, planes y sueños...sin dueño.
Ese tercero, por todo aquel que se canso de esperar, que siempre quiere más, corazón hambriento de emociones, de letras y canciones.
Corazón despierto, eterno iluso, eterno enamorado, eterno desgraciado.


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